Para hablar de Sabueso habría que hacer un repaso muy importante a lo que sucedía en los USA en 2004 y, concretamente, en DC Cómics donde la editorial se hallaba inmersa en plenas Crisis de Identidad y flipando colorines con la cantidad de copias que se vendían con ese insustancial cross-over. Tanto es así que acabaron por dejar morir una serie como Sabueso, una atrevida, interesante y original propuesta de Dan Jolley que, poco a poco, había ido superando obstáculos hasta obtener una serie regular propia y que, por desgracia, no estaba llamando la atención de los lectores, ni mucho menos de un departamento de marketing de DC Cómics que tan sólo pivotaba alrededor de Brad Meltzer, Rags Morales y cualquier título que incluyese la palabra “Crisis”. Eso, a la postre, acabó significando el final de la serie de Sabueso, un título que apostaba por la originalidad al presentar a un cazador de tipos superpoderosos “normales”, de esos que deciden que para aprovecharse de sus poderes no necesitaban ponerse un conjunto de licra.
Pero el destino, a veces, permite que grandes series tengan segundas oportunidades y a Sabueso le llegó su oportunidad cuando, después de muchos años, Dan Jolley recuperó los derechos de Sabueso y pudo llevárselo al creciente universo superheroico de Dark Horse (una serie de títulos principalmente autónomos que os recomiendo ir catando, merece muchísimo la pena) donde se recopiló todo el material publicado en DC Cómics (excepto cierto cross-over con Firestorm que el propio Jolley califica como absolutamente prescindible, y eso que escribió ambos números), diez números en los que conocemos mejor Travis Clevenger, Sabueso, y la oferta que le hace el FBI para salir del trullo y continuar haciendo lo que mejor se le da: capturar a los malos, tengan los poderes que tengan. Así vemos como Clevenger es un hábil detective capaz de rastrear (de ahí lo de sabueso) y capturar a su presa con un nivel bastante alto de sangre y destrozos.