Si el western es un género prácticamente difunto en el cine, la serie de Tex nos demuestra que mantiene toda su vitalidad en las viñetas.
Tex siempre había sido un personaje aburrido y sus historias tendían a alargarse hasta el infinito. Era crudo, sencillo y violento y se podía entender que contara con innumerables seguidores porque reproducía muchos de los clichés que han dado fama a los relatos del viejo Oeste. Pero más allá de ese éxito prolongado en el tiempo, apenas podía competir con otra saga también de origen italiano, Ken Parker. Tras varios intentos que han dejado a mitad de publicación el admirable trabajo de Milazzo y Berardi, ya empezamos a pensar que jamás podremos leerlo completo en español. Y en eso llegó Tex.
Primero hubo un primer intento de recuperación del personaje clásico, que se frustró rápidamente y confirmó la opinión que tenía de él. Pero luego empezaron a publicarse algunos de los especiales en los que participaban autores españoles. Dibujantes como el recientemente fallecido José Ortiz, Víctor de la Fuente, Blasco, Font, Bernet o Sommer. Y también algún guionista como Segura. ¡Y resulta que en su mayor parte eran excelentes!