Es el título más ilustrativo que podemos ponerle a esta reseña. Y señalar que evocarán unos cuantos clásicos en la mente del lector.
Maxime Plouffe es una veinteañera francesa despreocupada que goza de la compañía de sus amigos y su perrillo Pimento, pero nadie sospecha que tras esa aparente despreocupación se encuentra una de las mejores ladronas de Francia, por no decir del mundo: Bandette. Pero… ¿Quién es Bandette aparte del alter-ego de esta guapa jovencita?
Pues imaginemos un extraño híbrido, querido lector: combinemos el desparpajo de Selina Kyle (Catwoman) con la asistencia policial del inspector Lestrade y la infraestructura de los chavales callejeros de Sherlock Holmes, con una pizca de la agilidad y el aspecto de Robin sobre una base perfectamente reconocible de Arsenio Lupin. Y… ¡Presto! Como dice el título: una pizpireta y simpática ladrona de guante blanco con el elemento de temeridad y desparpajo propio de su edad que, pese a tener sus más y sus menos con la ley, es relativamente bien considerada por la policía que, incluso, recurre ocasionalmente a sus servicios de, digamos… “Consultoría externa” para desesperación del inspector Belgique (qué ironía que un inspector francés se llame “Bélgica” en Francia… ¿Verdad?), que casi que prefiere verla entre rejas que el gozar ocasionalmente de sus indudables, atrevidos y femeninos encantos como ladrona.
Así que bueno, que esta muchacha no se aburre. Pero antes de empezar a desgranar la historia, vamos a ver qué pinta tiene el tomo: una cuidada encuadernación en cartoné, de 144 páginas a todo color que engloban los cinco primeros números de esta colección, y un tamaño muy cómodo, apto para llevar en un bolso, aunque sea de caballero. Ideal para echarle una leída en el cercanías, o en el AVE, como compañero de viaje. Tiene buena pinta, e invita a ser comprado… Veamos qué nos encontramos: