La creación de las franquicias de Aliens y Predators fue algo enorme. Claro, hay un cine, también videojuegos, juguetes y modelos y réplicas de tamaño natural y, sí, las novelas.
Pero también existen los cómics, que en mi opinión algunos rozan el nivel de las películas. Unas franquicias llevadas de forma muy digna, porque si los proyectos cuentan con gente implicada y aman su trabajo, muy pocas cosas pueden salir mal.
Lo que diferencia a Aliens de Predators es la acción. Aunque los aliens cuando aparecen, todo adopta también un ritmo vertiginoso, cada vez que en una historia aparecen predators, empieza una caza, una huida, vivir o morir, patadas en el culo…
Y aunque los guionistas de ambas franquicias se dieron cuenta pronto de que ambos seres podrían pertenecer perfectamente a la misma línea paralela de tiempo; también podrían vivir el uno sin la apariencia del otro.
Depredador. Ruega a los cielos. La atención del mundo se centra dolorosamente en una brutal guerra civil en uno de los países africanos y tercer mundista. Pero en medio del terror y la carnicería, donde las grandes naciones e intereses poderosos compiten por la posición y la ventaja, existen otros seres rondando el lugar. Seres que inician otra pelea, aunque nadie sabe lo que buscan. La sangre hace estragos en las sombras. Dos tribus de las estrellas en guerra han elegido los campos de exterminio de la Tierra para competir y erradicar al clan enemigo. . . y todos los que se interponen entre ellos son meras dianas. Cada uno es presa del otro, nadie sabe lo que ocurre, si te disparan, disparas, fuego por simpatía, que lo llaman.