@aletaediciones Glory: Abrir el código, abrir fuego

Glory Aleta Ediciones

Si hay una idea destacable en este reboot por parte de Image Comics de Glory, creada en 1993 por Rob Liefeld, es que en la hibridación reside el potencial para el hackeo de la superheroína. Porque si hay una razón, una idea interesante, incluso subersiva en Glory está en la disolución del género, de los estándares asignados a la superheroína saliendo dinamitados por los aires. La forma que adopta Gloriana Deméter no busca agradar con su anatomía. Apenas encontramos sumisiones a la estética heteronormativa. Un cuerpo mutante en lo que a códigos ser refiere. Brutal en cuanto a la forma; extraña y poderosa.

Cuesta recordar la primera aparición de Glory en la malograda Youngblood. Fruto de la “revolución” Image, Gloriana Deméter nace doblemente híbrida. De padre demonio y madre amazona, esta heroína desubicada que no pertenece a ningunode esos dos mundos -un infierno virilizado y una isla de guerreras- parte al “mundo del hombre” en busca de una tercera vía. No es de extrañar que apelemos aquí a la semántica superheroica, antes de tildar este producto de “copia” o “derivada” de Wonder Woman, superheroína creada en la década de los cuarenta por William Moulton Marston, pues en este replanteamiento hay un giro acertado, casi improbable en el cómic de superhéroes de los noventa: una apuesta por la virilización de la superheroína desde su propia génesis.