Viendo El tren blindado, este extenso relato protagonizado por Tex, a muchos les puede sorprender que sea una obra que vio la luz en 2004. Es tan clásico en su corte, en su historia y en su forma, que bien podría ser un tebeo publicado en los años 60 o 70 del pasado siglo. El mismo género que aborda, ese western que se resiste a morir pero que tan pocas obras destacadas da en nuestros días sea en cómic, literatura o cine, es otro de esos indicios que invita a pensar que la historia tiene más de una década de vida. Pero Antonio Segura y José Ortiz, clásicos ellos mismos en su forma de entender y dar forma al cómic, son tan buenos que el libro se convierte en una lectura gozosa. Puede que haya que tener una cierta educación clásica para apreciarlo en su justa medida, haber crecido con tebeos del estilo de los que ofrecen Segura y Ortiz o incluso con películas dirigidas por John Ford e interpretadas por John Wayne, pero incluso sin ese bagaje cultural resulta difícil no disfrutar una barbaridad con El tren blindado. Primero, porque entiende perfectamente el género. Segundo, porque Tex sigue siendo un personaje fascinante con el que tratar, a pesar de que fue creado nada menos que en 1948 por Gian Luigi Bonelli y Aurelio Galleppini. Y tercero porque no es nada difícil imaginarse lo que Ortiz está dibujando como si fueran planos en color de una película del oeste que, de existir, habría sido espléndida.